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Timotheo Simmons

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Timotheo Simmons

Mensaje por Timotheo Simmons Mar Oct 13, 2015 12:00 am


Timotheo “Tim”Simmons

#12 años
#Slytherin
#2.°
#Sangre mestiza
#ASA BUTTERFIELD

DESCRIPCIÓN FÍSICA


Tim tiene esos penetrantes ojos azules que hipnotizan, que atrapan como el mar revuelto, que dicen «no te fíes de mí» (y ya te ha extraído el galeón que llevas en el bolsillo). Aunque sus dedos sean pálidos, como él mismo, y finos, quebradizos, vigílalos, porque nunca pueden mantenerse quietos durante mucho tiempo, ya sea apropiándose de los bienes ajenos temporalmente o ideando alguna forma de acceder al cajón del conserje. No obstante, si aún conserva intactas las múltiples pecas en su casi redonda e infantil cara, es porque ha aprendido a actuar sin llamar la atención, y por eso se suele moderar.
Su esqueleto, todavía a medio formar, es pequeño, ligero, preparado para correr y salvarle la nariz en determinadas situaciones. Ha desarrollado una resistencia que llama la atención en ese cuerpo que pasa desapercibido, enjuto, cubierto por una camisa blanca y una corbata verde, por una túnica del color de las cenizas donde se incineró su padre o, simplemente, por un jersey de lana deshilachada.
Cuando miras su cara, lo más seguro es que veas una sonrisa, esbozada con un punto de malicia, gracias a alguna travesura llevada a término, aunque escondiendo el tinte de tristeza que a veces emborrona su visión. O, por el contrario, puede ser una media sonrisa sincera, agradecida por algún encubrimiento inesperado. Pero apenas ríe. No suele encontrar motivos para ello. Si le haces soltar una carcajada, sincera o sarcástica, estate alerta, pues puede que se haya enfadado. O puede que se haya encariñado demasiado de ti. En cambio, lo sustituye por esa mueca burlona, traviesa, que tanta desconfianza inspira en adultos, que tanta seguridad parece transmitir a fugaces cómplices.
Su voz, aunque aguda, es cautelosa, y suele saber cuándo callar y cuándo gritar. Puede susurrarte muchos secretos, puede pedirte que no cuentes nada, que no lo delates. Puede pedirte que seas su amigo, y no será tan mala idea. Aunque cuidado, porque suele atraer problemas.
Si lo observas durante mucho rato mientras camina, tal vez te fijes en que cojea levemente de la pierna derecha, fruto, muy probablemente, de alguna huida demasiado precipitada que culmina en una caída desafortunada. Bueno, a veces se gana, otras se pierde.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA


Desafortunado, exactamente: él es así. Siempre parece estar en el sitio equivocado en el momento equivocado, siempre parece tener mala suerte, mal destino. Él cree que todo lo que pasa, ocurre por algún motivo, como un perfecto engranaje, y, si a él le ha tocado vivir así, es porque su misión en el mundo la deberá llevar a cabo desde esas circunstancias. Nobles pensamientos. Y qué poca razón lleva, el iluso. Porque, ah, aunque prudente, no deja de ser un niño, y los niños son inocentes. ¡Cuánta crueldad habrá de ver aún (y eso que viene bien entrenado de casa)! No tiene clara su misión, el motivo de su vida; tal vez sólo sea existir, estorbar a unos, hacer travesuras. Ni siquiera sabe por qué las hace. Si se lo planteara, vería cuán inmadura es esa actitud: se esconde. La vida le ha hecho sufrir, y él, en vez de plantarle cara y luchar día a día, se esconde tras una máscara de seguridad, de determinación, de socarronería, buscando una aprobación que no recibe desde que vive sólo con su madre. Quiere sentirse aceptado, quiere formar parte de algo, y aprendió que, haciendo gracia, podrían fijarse en él.
En general, es fácil hablar con él. No es el más popular, no es el que más atención acapara, aunque lo suele intentar (pero una pequeña sonrisa sincera le ayuda más que cinco palmadas en la espalda), pero está dispuesto a hablar con sus amigos. Sin embargo, a menos que haga alguna de las suyas, tiene un don para quedar en segundo plano, para que cierren el círculo delante de él al sentarse —total, quién se fija en un niño de apenas doce años mal cumplidos—, para bien o para mal, y ya está acostumbrado.
Es un chico problemático. Tiene una mirada que ha cometido tantas travesuras que tiene un cargamento de culpabilidad capaz de eclipsar su fortuita inocencia a la hora de buscar responsables. No le disgusta andar solo, puesto que así se crió desde pequeño; pero generalmente tratará de buscar la aceptación de los demás, agradar, que no le miren con el mismo desprecio con el que tantos desconocidos lo han hecho.
Porque, en realidad, de mar revuelto sólo tiene el nervio, la inquietud —y los ojos—: él es pequeño, un barco de papel que juega a ser navío de guerra y que acaba siendo barco pirata (y, luego, barca de remos).
Tiene un pensamiento práctico bastante desarrollado, pues en su vida ha tenido que salir adelante casi él solo. Tiene un punto de ingenio que le ha salvado en más de una ocasión, y es un chico al que no le gustan demasiado los rodeos: es impaciente y directo.
Nunca ha tenido un amigo de verdad, cree él. Desde que entró en Hogwarts, su situación ha mejorado mucho: come caliente, tiene un colchón con sábanas limpias y la gente no lo mira con desdén. Suelen sonreír. Son.re.ír. Y él sonríe porque le gusta la situación. Excepto cuando son chicas molestas y curiosas y que no lo dejan en paz. ¿Por qué te molesta tanto, Tim, si es como los otros? Es chica. Está en la típica edad en la que las bromas que se hacen respecto a esos temas llegan a picar.

HISTORIA


Si a Tim se le pregunta por su familia, el semblante se le ensombrecerá y te dirá que no es el momento, que se le ha olvidado un trabajo en la biblioteca, que qué buenos están los gofres del desayuno. No es el momento. Entonces, ¿cuándo? Nunca parece serlo y es porque, en el fondo, quiere olvidarse de todo. Ha vivido desgracia, y ahora tiene una nueva oportunidad en Hogwarts. No habla de su padre, que murió cuando Tim sólo tenía seis años y doscientos doce días; ni de su madre, que si ya tenía problemas de hígado cuando estaban los tres, luego perdía la consciencia cada dos por tres, vomitando su interior: bilis y alcohol. Apenas se alimentaba (y mucho menos a su hijo). Los huesos finos que heredó Tim surcaban su piel, pálida, enfermiza. No era muy mayor, pero parecía que los años se le habían caído encima sin apenas percatarse de ello: el pelo, ya sin su característico color oscuro, le cae en desgreñadas ondas hacia una espalda que cruje en consonancia con sus falanges al agarrar la botella.
Su padre nació en el seno de una familia no mágica, en París, pero tuvieron que irse a vivir a Londres por motivos de trabajo. No vivieron mal, porque tenían una buena casa y había dinero. Sin embargo, la vida de su padre dio un giro cuando expresó su firme deseo de trabajar en una biblioteca en vez de en el negocio familiar, como le correspondería. A sus padres no les agradó la idea, pero el chico, de un modo u otro, consiguió entrar allí. Y allí conoció, de un modo u otro, a una hija de muggles con una sonrisa rota de la que se enamoró perdidamente.
La empresa de sus padres quebró, perdiendo mucho dinero y, aunque consiguieron mantener la casa, no pudieron ayudar a sus hijos económicamente. El padre de Tim descubrió, después de casarse, que su mujer era maga. Y la amó aún más. Vivieron en la pequeña casa de ésta, aunque no tenían apenas dinero. Su padre quería tener un hijo, su madre, no; tuvieron un hijo. Su madre nunca lo quiso incondicionalmente, aunque se encargó de él mientras su padre seguía trabajando en la biblioteca, repartiendo historias fantásticas donde la magia era real, pero que, al salir de ellas, todo quedaba en meras ilusiones.
El niño, Tim, fue creciendo, centímetro a centímetro. Hasta que fue a cumplir los seis años. Hubo un incendio en la biblioteca de su padre. Por suerte, no estaba muy llena aquel día, pero quedó todo calcinado. La gente murió. Su padre murió. Y su madre, con él. Se refugió en el abrazo del alcohol, descuidando a un hijo que nunca deseó tener. Él creció solo. No tuvieron dinero para mandarlo a la escuela aun con su padre trabajando, pero después era una idea absurda. El pequeño Tim se valía del hurto para comer, mientras su madre se consumía en la silla. Pocas veces sonreía. O no como antes, con su padre. Pocas veces estaba cuerda. Tal vez ni siquiera se diera cuenta de que su hijo se marchaba a Hogwarts. Consiguió el material de segunda mano trabajando en el Callejón Diagón (le llegó una carta especial en la que se lo explicaba), y fue a aprender magia. Era un niño incomprendido en medio de tantas caras inocentes. Estaba solo, no tenía amigos, y sólo conseguía atención con trastadas varias. Pero la gente se cansaba, y él estaba solo. Aunque se intentaba centrar en los estudios, no se le daba muy bien estudiar, y sólo destacaba un poco en Encantamientos. Sus notas fueron mediocres, y su verano fue incluso más amargo que de costumbre. (Aunque tenía una ilusión).

GUSTOS

Le encanta leer libros de todo tipo, en los que descubrir nuevas historias, nuevos lugares a los que huir después de un mal día. Además, fue su padre quien lo introdujo en el mundo de la lectura, así que guarda nostálgicos recuerdos de la época. En magia, disfruta con Encantamientos, porque es muy útil para arreglar cosas cotidianas. Disfruta haciendo pequeñas bromas y travesuras.
DISGUSTOS

No le gusta estudiar, porque no se le da bien, ni ser pillado tras hacer alguna de las suyas, porque la poca confianza que podían haber depositado en él se esfuma. Pese a todo, es leal, y espera de los demás que lo sean también. Una promesa o una deuda para él significan mucho.
OTROS

DEMENTOR:Se imagina los gritos agónicos de su padre al ser calcinado en el incendio que se lo llevó y el tintineo de una copa vieja, sucia, de alcohol entre los dedos de su madre borracha, apenas consciente para seguir bebiendo.

BOGGART Y RIDDIKULUS: Su mayor miedo son las llamas. El riddíkulus hace que uno de los vasos de chupito de su madre las apague con agua.

VERITASERUM: Que su padre murió. Que su madre se muere con cada trago. Que no lo quiere. Que sabe que está solo. Que él fue quien inundó el pasillo el año pasado. Que le da miedo el fuego. Que le gustaría escribir un libro dedicado a su padre.

OESED: Se ve a sí mismo junto con su padre, que está vivo, y su madre, que no está tan borracha (como antes).

AMORTENTIA: A libro viejo.

VARITA: Madera de olmo y núcleo de pelo de unicornio, 24 centímetros. Medianamente flexible e ideal para Encantamientos.
PROPIEDADES

No tiene mucho: el material de clase, su vieja ropa y una foto desgastada de su padre y su madre cuando eran jóvenes (y estaban vivos).

Timotheo Simmons
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